lunes, 28 de noviembre de 2011

Feliz lunes

Los lunes sigo más o menos la misma rutina de cada día entre semana. Pero hoy al levantarme me he dicho: "por qué no haces de este lunes algo diferente y fuera de la rutina?" He cogido mi bolso y al salir de mi casa para coger el autobús (ese que mágicamente es puntual, y que incluso a veces llega antes) he decidido darle un poco de emoción al tema y olvidarme la tarjeta de una zona y tener que correr escaleras arriba en busca de la misma. 

Tras el primer meneo del día, me he subido al autobús, he comprobado mis actualizaciones en twitter (que me han arrancado una sonrisa, para qué nos vamos a engañar) y luego he cogido mi libro hasta llegar a la parada del autobús de la estación de Vilanova i la Geltrú. 

Al bajar del autobús lo he visto venir. No he necesitado ni comprobarlo. En mi bolso llevaba de todo: el libro, dos libretas pequeñas, un bolígrafo, el móvil, mi bocadillo, cinco céntimos perdidos, dos gomas del pelo (luego siempre me pregunto dónde narices las meto) y el resguardo de la multa (esa es otra historia). Pero no llevaba las llaves de la redacción. 

Desde hace menos de un mes trabajo en una emisora de radio comarcal. Y desde hace un par de semanas doy rigurosamente las noticias del Garraf y el Penedés a las 8:20 de la mañana. Todos los días menos hoy.

M.P y J.G, mi jefa y compañera respectivamente, a las que he llamado inmediatamente y con voz de desesperación y esperanza, me han recomendado que me fuese a tomar un café hasta que ellas llegasen. Y por si os lo estáis preguntando, no, no hay personal de seguridad, ni portero que me pudiesen abrir. Los que me conocéis sabéis cómo soy para estas cosas, así que he decidido sentarme frente a la puerta del edificio, pasando frío y castigándome durante 45 minutos.

No, no me he sentido mejor después. Y para colmo, tras las risas de mi jefa en mi cara, me ha tocado aguantar esta canción, fruto de su maravilloso gusto musical (ironía mode on, para los que todavía no lo habíais notado): 



Tras las frases esas de "es normal", "nos puede pasar a todos", "ahora ya seguro que no te las dejas más", he empezado a estornudar. Los 45 minutos de frío en la calle a las 8 de la mañana me están pasando factura. 

Eso sí, mañana, con más voz o menos, con moqueo o sin él, con fiebre o sin, entro a la redacción a hacer el informativo de las 8:20. 



C.

3 comentarios:

  1. Los lunes nos ponen en nuestro sitio. A mí me suena el despertador a las 8.00 am y siempre juro que haré un día diferente, pero luego me doy cuenta de que no tengo tiempo y de que es muy posible que en algún punto de ese mismo día me entre el demonio dentro y empiece a blasfemar. Pero de guay.

    Elías

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  2. Sí, se trata de la vuelta a la vida real tras el fin de semana de desconexión. Por una cosa u otra, ya sea dejarse las llaves y pasar vergüenza, tirarte el café encima, perder el autobús, que se te caiga la tostada al suelo por el lado de la mantequilla o tropezarte en la calle justo cuando pasa el tío más buenorro de la tierra, los lunes nos ponen en nuestro sitio.

    Siempre de guays.

    C.

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  3. Efectivament, Carla, ja no et tornaràs a oblidar les claus. De fet, cada cop que les miris sonarà dins del teu cap la cançó dels Helloween. Ahhhh, com m'agrada castigar-te amb música...

    Marta.

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