martes, 3 de enero de 2012

Una serie de catastróficas desdichas (I)

Lo típico, perder el bus en tus narices, tropezar, liarla parda...

Ahí vienen unas cuantas de este fin de año en el Mountains Project:

- De camino al aeropuerto, el miércoles 28 de diciembre, día de los inocentes. Dejar la maleta y que se le caiga a un niño encima. Con la consecuente mirada asesina de su padre que, por cierto, era Rumano.

- Pasajera ninja: con ryanair siempre se te tienen que ocurrir mil historias para pasar el control sin que te hagan pagar 40 euros, ya sea porque no hayas imprimido tu billete o porque metiste algun que otro "por si acaso" de más. Y yo soy experta en llenar la maleta de más. Así que con 2 jerseys encima, una chaqueta de punto, el abrigo y una sudadera cubriendo la mano izquierda, donde llevaba la cámara de fotos (que obviamente no va a ir metida en la maleta), un libro, el monedero y los cascos en la otra mano, conseguí pasar el dichoso control. Victoria.

- Que te guste dormir en el avión, y que la tarea de la tripulación sea venderte hasta la ropa que llevan. Cigarros sin humo, El País, "para el gusto o la desgracia de algunos, el Diario As", comida, bebida, boletos de lotería... e incluso hacer coña con el destino del avión diciéndote que nos vamos a Nueva York (cuando todos sabemos que los aviones de ryanair difícilmente cruzarían el Atlántico).

- Bajar del avión con semejante carga no es tarea fácil. Así que mi libro y mi billete de avión acabaron rodando por las escaleras...

- Lo más normal es que con ryanair no llegues a tiempo por algún retraso que no te puedes explicar. Pues nada, justo el día que se adelanta media hora, el que me tiene que recoger en el aeropuerto del medio de la nada (Villanubla-Valladolid) se retrasa porque su cita con el alergólogo, que siempre tarda 15 minutos, se le alarga.
Aeropuerto de Villanubla, donde no paran ni los pájaros.


- Llegar a Villanubla, saber que vas a estar hora y media rascándote las narices, y que no haya ni un mísero bar.

5 días increíbles

- Volver a Villanubla y que empiece la mala suerte. 


- Esperar a que abran el control de equipaje (que lo abren en horas puntuales para los dos vuelos diarios que hay. Punto pelota. Allí si que trabajan poquito.

- Esperar hora y media más porque el avión se retrasa. Yuju. Y que el móvil se te quede casi sin bateria. Doble Yuju.

- Decidir ir la última en la cola para no estar esperando de pie, sin hacer nada, jodiéndome la espalda sin motivo aparente. Llegar a que me comprueben el ticket y no encontrar el DNI. Pánico. Todo al suelo: jersey, abrigo, cámara, maleta, libro, cascos, monedero. Abrir el monedero. No está. Los bolsillos. Nada. Los bolsillos del abrigo, de los pantalones, de una chaqueta, de la otra. Nada. Abrir la maleta, y buscar en un bolso, en otro, en otros pantalones. Nada. Que la azafata se vaya a comprobar mi reserva, y encontrar el DNI en mi monedero. 

- Subir al avión y que todo el mundo te asesine con la mirada, y dar golpes a diestro y siniestro con mis abrigos, bolsos, camara y maleta, hasta llegar al único sitio vacío de todo el avión, que no podía estar en el pasillo, no. Estaba en medio. Más miradas asesinas.


C. 

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